Por ciudades + humanas, transporte sustentable 

¿Es el uso del casco una mera cuestión de estética?

¿Es el uso del casco una mera cuestión de estética?

Nov 24, 2020

El debate sobre el uso del casco entre los ciclistas se aviva con cada muerte vial diaria, ¿puede un pedazo de unicel salvarnos la vida? ¿Quiénes traerán más seguridad a las calles?

 

Por Georgina Hidalgo Vivas

Yo no usaba casco, pero un buen día un conductor se pasó el alto en División del Norte y rodé sobre su cofre hasta romperle con la cabeza su parabrisas. El inútil no se dio a la fuga porque a) el cristal estaba totalmente quebrado y no le permitía ver nada y b) para mi suerte atrás de él venía una ambulancia que inmediatamente me auxilió y lo detuvo hasta que llegara la policía.

A pesar de no llevar casco tuve algo así como un síndrome de "El casco me salvó la vida", como muchos investigadores llaman a la falsa creencia de que un pedazo de unicel cubierto de un brilloso plástico puede salvar a alguien de un daño cerebral por caída; y a partir de entonces –confieso– me volví una creyente de su efectividad.

Así que me compré uno. En esos años noventa no había la variedad de modelos de ahora y terminé con el más simple, sencillo y discreto modelo de esponja de polietileno y grabado animal print de víbora roja. Ajúa! Según yo ya estaba "protegida" para rodar, aunque de nada me sirvió tenerlo puesto cuando mi bici se patinó sobre la película de escamas y agua de pescado que tiraron los del mercado sobre la Avenida de Imán y salí derrapando pechos tierra. Ni tampoco cuando en medio de tremenda tormenta descubrí que el charco inofensivo frente a mí era en realidad un cráter lunar lleno de agua y lodo y salí volando para caer de espaldas sobre el pavimento. Mucho menos sirvió de nada cuando mi bici se derrapó al dar la vuelta en una ciclovía danesa exfoliando mi cara, abriendo mi frente y raspando mi hombro izquierdo hasta dejarlo al rojo vivo. Uf.

Сuando por entonces comencé a rodar con los Bicitekas el debate entre los que estaban a favor de usarlo y los que no era ya fuerte y provocaba no pocas peleas. Para muchos, especialmente a los europeos, les parecía contraproducente para la promoción del ciclismo pues hace creer que es peligroso. Pero los kamikazes como yo – que pedaleábamos precisamente porque "era peligroso"– lo veíamos más bien como un placebo, un aditamento de "seguridad" en el campo de batalla vial; falso pero confortante.

Veinte años y muchas investigaciones después, la Fundación para la investigación de los cascos para ciclistas ha revelado que "muchos cascos en realidad no cumplen con los estándares para los cuales se supone que están acreditados" y que a lo mucho "la mayor protección que puede brindar al usuario es evitar el daño focal del cráneo y heridas menores en el cuero cabelludo, pero no es probable que prevenga una lesión cerebral grave".

La Federación Europea de Ciclismo (ECF) también ha difundido estudios que prueban que " tenemos muy poca evidencia de casos reales de la efectividad del casco de bicicleta para prevenir lesiones en la cabeza".

A finales de 2015, la EFC publicó los resultados del investigador y defensor holandés del ciclismo Theo Zeegers, que se valió de controles aplicados antes, durante y después de que se impusieran leyes de uso del casco en países como Australia (en 1991) y concluyó que "difundir el uso del caso inhibe a los nuevos ciclistas, lo que a la larga hace inseguro rodar".

Para Zeegers "los beneficios de montar en bicicleta son mayores que los riesgos (una relación de 20:1) y cualquier reducción en los números de ciclistas provocada por la legislación del casco o cualquier intervención de seguridad vial casi invariablemente conducirá a un problema de salud pública".

No son los cascos, son las mujeres 

Los canadienses de la Universidad de Columbia agregaron una conclusión interesante al debate. Dijeron: "si se desea aumentar la seguridad de ciclismo en su ciudad, deje de lado la ley del casco y concéntrese en conseguir más personas, especialmente mujeres en bicicletas, con diseños de calles que ofrecen separación del tráfico de vehículos". Los investigadores analizaron las lesiones de ciclistas que requirieron hospitalización en 10 provincias canadienses y tres territorios entre 2006 y 2012, verificaron si las tasas de hospitalización estaban relacionadas de alguna manera con las leyes sobre el uso de los cascos y las tasas de ciclismo, y verificaron variaciones en las tasas de hospitalización por sexo y edad. No encontraron ninguna relación del uso del casco con las tasas de hospitalización, pero sí que "tener una mayor tasa de ciclismo en la propia comunidad parece tener un impacto en la seguridad". Utilizando datos del gobierno canadiense sobre la actividad ciclista, los investigadores encontraron que "los hombres y las mujeres tenían menos probabilidades de lesionarse mientras andaban en bicicleta en comunidades donde más personas andan en bicicleta". Es un efecto de "seguridad por números" (safety by numbers) que se ha reportado en otros estudios de movilidad ciclista.

Al examinar los resultados de estudios de las colisiones de tráfico de todo tipo, los investigadores de Columbia también encontraron que "las mujeres tenían muchas menos probabilidades de ser hospitalizadas por una lesión en bicicleta que los hombres" y lo atribuyeron a una "menor propensión a asumir riesgos" entre las mujeres.

 

¿Y en la Ciudad de México? 

La visión de los activistas y estudiosos del ciclismo urbano en esta ciudad la expresa  el consultor de movilidad Xavier Treviño de Céntrico:

"la responsabilidad de la seguridad de las personas en la calle, en especial de peatones y ciclistas que están hasta arriba en la pirámide de movilidad, es de los que generan el riesgo, no de los que lo sufren".

El director de Céntrico recomienda "invertir en reducir las velocidades y la mala conducción de vehículos automotores mediante diseños viales seguros y la aplicación estricta del Reglamento de Tránsito". Y por lo mismo:

Todo esto se tomó en cuenta durante las discusiones del Reglamento de Tránsito de la Ciudad de México, donde finalmente se aprobó que el uso del casco NO es obligatorio para los ciclistas capitalinos.

Entonces, si ya se ha avanzado en esto, ¿por qué los alemanes salen con una campaña sexista sobre el uso del casco que retrocede en todo lo ganado en seguridad vial?

"Se ve como la mierda pero salva mi vida" 

Este es el fallido eslogan de una campaña del Ministerio del Transporte alemán que pretende incentivar el uso del casco entre jóvenes de 17 a 30 años con modelos en lencería en poses sexis. La dependencia justificó la campaña porque "ese segmento poblacional rechaza el casco por cuestiones estéticas". Indignación y protestas fue lo mínimo que siguió a su lanzamiento.

Usar o no casco es el eterno debate...de los automovilistas, principalmente aquellos que se niegan a compartir la calle y se valen de las fatalidades para desviar la atención del trabajo de diseñar calles más seguras.

Con esta campaña la autoridades alemanas solo evaden su responsabilidad de control en el riesgo que los automovilistas significan para peatones y ciclistas, a los que aquí y en China les arrebatan la vida impunemente sin que ningún casco pueda evitarlo.

Pensaba que sólo de este lado del charco aún teníamos que escuchar comentarios de personas que consideran que pedalear es un riesgo, sobre todo de lores y ladys que insisten que esta ciudad es solo para los autos y nadie la va a cambiar y con rabia preguntan a cada rato ¿por qué nadie multa a los ciclistas? sin detenerse a revisar el Reglamento que los obliga a dar prioridad a peatones y ciclistas. Miro anonadada los hermosos cuerpos de los modelos alemanes con casco y tiro a la basura mi viejo e inservible pedazo de unicel aglomerado y salgo a rodar, libre de la choya para que vuelen las ideas. ¡Flechadoras abre-caminos ya lo saben, salgan a pedalear para hacer nuestras calles más seguras!

Blog Type: 
Últimas Noticias
Parrafos: